...y aquí, en la cuevita, hacer pública mis felicitaciones al Sr. Morasso (conocido también como A_R_Erdosain o Nrgumeno) por la reciente publicación de sus libros.
No voy a agregar palabras que empañen este momento, el sabe el resto de lo que hay para decir.
Pero mejor, pinturas en mano, coloreo mi mandala mientras resuenan las palabras de Don Jaime en mi cabeza...
Me doy cuenta de que me faltas
Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo mas solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.
Hoy quiero compartir con Uds. la poesía de un amigo a quien aprecio mucho.
El sabe que suelo recordar este texto suyo especialmente cuando los días se tornan similares al de el señor Douglas en Un Día de Furia (cuando toma el bate de besibol y rompe todo).
¡Que les den!
Pero que les den a todos
que les den mucha bola
que me dejen en paz.
Que se olviden de que existo
que me olviden para siempre
de mi nombre, de donde habito
y de todo lo demás.
Que me dejen solo,
olvidado, apartado
no los necesito para na.
¡Que les den!
Mucha, mucha bola
que sigan con sus vidas
que dejen de molestar
que se coman sus marrones
no me toquen los cojones
que yo solo me los sé tocar
que mi desprecio les acompañe
de mi no necesitan más.
Una sonrisa ...
no cuesta nada y vale mucho.
Una sonrisa ...
enriquece a quien la recibe,
sin empobrecer a quien la da.
Una sonrisa ...
dura sólo un instante,
pero sus efectos perduran para siempre.
Una sonrisa ...
nadie es tan rico que no precise de ella,
ni tan pobre que no merezca una.
Una sonrisa ...
lleva la felicidad a todos y a todas partes.
Una sonrisa ...
es símbolo de amistad, de buena voluntad,
es un aliento para los desanimados,
reposo para los cansados,
rayo de sol para los amargos
y resurrección para los desesperados.
Una sonrisa ...
no se compra ni se presta.
Una sonrisa ...
no hay nadie que precise más de una sonrisa,
como aquel que no sabe sonreir.
Cuando vos naciste todos sonreían,
sólo vos llorabas;
viví de tal manera que cuando vos mueras,
todos lloren, y sólo vos rías.
Anónimo.
Y la ratita les deja su sonrisa flotando porque siempre encuentra la de Uds. en la puerta de la cueva. Gracias!.
El hombre dedo era un hombre que era dedo y se pasaba la vida señalando todo porque no solo era dedo sino que además era índice.
Este hombre se dedicaba a destacara: ese paisaje, esa cara, esa calle, ese gesto, ese lunar, esa actitud, esa planta, ese perro, ese viejo, en fin: señalaba todo lo que, según él, era digno de resaltar.
un día apareció otro hombre dedo. Fue algo insólito ya que nadie sabía que que había otro hombre dedo en el mundo y si lo había, el hombre dedo nunca se los había señalado.
En poco tiempo este nuevo hombre revolucionó todo: señalaba cosas que nunca antes habían sido ni siquiera tenidas en cuenta.
Y ahí comenzò la pelea: los hombres dedo empezaron a competir para ver quien era mejor en su tarea. La batalla silenciosa duró dos años pero todos la disfrutaban porque era apasionante estar todo el tiempo descubriendo cosas nuevas sin tener que hacer ningún esfuerzo.
Una montaña era descubierta cada día. Por lo menos una vez por semana se descubría algún marido con su amante. Cuatro y hasta cinco veces por día se frustraba un asalto o se atrapaba a un corrupto. Innumerables veces se ponía en evidencia a los "tontos", como los llamaban por ser señalados tantas veces; pero nunca había forma de descubrir cuál de los dos hombres dedo era mejor.
Una noche, después de la hora de la taberna en la que se señalaba a los que estaban borrachos, los hombres dedo se encontraron.
Los dos sintieron mucho odio y cellos al verse ya que rara vez se cruzaban.
Se miraron y, casi al mismo tiempo, se señalaron con bronca. Ambos se quedaron paralizados.
Nunca nadie antes los había señalado de esa forma. Ellos estaban acostumbrados a que los señalaran los niños o las señoras grandes, pero siempre con admiración y respeto.
Fue tan desagradable la experiencia de haber sido señalados (y puesos en ridiculo) que los dos se marcharon y nunca más señalaron a nadie.
Desde ese día las buenas madres les enseñan a sus hijos que señalar con el dedo es de mala educación.
Se encontraba la ratita pensando en estos días por delante, en que la gente (ella incluida) va a encontrarse con muchas horas ociosas por las festividades cuando se encontró con un artículo que le llamó la atención y que comparte hoy con Uds.
Método rápido y práctico para achicar la soberbia
La soberbia es una forma particular de la discapacidad que suele afectar a gobernantes, directivos, funcionarios, profesionales, etc., pero también a porteros, choferes de colectivos, empleados públicos y a casi todos aquellos infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder.
He aquí algunos consejos para no caer en la tentación.
Diríjase usted a una zona rural, elija el campo que más le guste, desnúdese y espere hasta que anochezca.
Cruce entonces el alambrado con cuidado de no perder ninguno de los atributos del poder y camine hasta que sienta que está en medio de la soledad más absoluta.
Una vez allí, levante la cabeza al cielo y mire las estrellas. En ese instante, visto desde el espacio, usted debe ser algo así como un virus instalado sobre una pelota de fútbol.
Piense entonces que usted está parado sobre un minúsculo planeta que gira alrededor del sol y que el sol es nada más que una pequeña estrella entre los millones de estrellas que usted está viendo y que forman nuestra galaxia. Recuerde además que nuestra galaxia es una de los millones de galaxias que desde hace millones de años giran a través del espacio.
Una vez que haya hecho esto, coloque los brazos en jarras sobre su cintura en actitud desafiante o adopte otra postura que le parezca lo suficientemente cabal como para expresar el inmenso poder que usted tiene e, hinchando las venas del cuello, grite con toda la voz y con toda la fuerza que sea capaz de juntar en ese momento:
- ¡Yo sé que soy verdaderamente poderoso! ¡No necesito aprender más!
Luego espere a ver el resultado. Si ve que algunas estrellas se sacuden, no se haga demasiado problema... es Dios, que a veces no puede aguantar la risa.
Anónimo
Y la ratita aprovecha tanto tiempo libre por delante para descartar malos pensamientos y hacer sonreir un rato a Dios. Un abrazo a vuestras almas.