Romper las cuerdas y engranajes
apagar la luna y embalar los soles
dejar todo estático en este instante
donde la tarde se vistió de hastío
con los velos de tierra que llenan la boca.
Dejar los sueños en este cenicero
y el cansancio sobre aquel pocillo,
todo quedará en silencio
cubierto de sábanas y telarañas
hasta que los tendones sientan la descarga
de la vieja e insoportable esperanza
que nos vuelve a empujar quién sabe dónde
El loco expresa metafóricamente la indomable libertad del alma humana de cada sujeto.
En la hora más tranquila de la noche, cuando estaba ya medio dormido, mis siete YO se sentaron en círculo a conversar en voz baja.
PRIMER YO: Así es este loco, he vivido todos estos años
sin tener otra cosa más que hacer que renovar su dolor durante
el día y recrear su tristeza por la noche. No puedo soportar
más tiempo el destino que me ha correspondido y me rebelaré.
SEGUNDO YO: Tú suerte es mejor que la mía, hermano,
porque a mí se me asignó el YO alegre de este loco. Yo río
su risa y canto sus horas felices, y con pies tres veces alados
danzo sus más luminosos pensamientos. Soy yo quien
debe rebelarse contra una existencia tan fatigosa.
TERCER YO: ¿Y qué debería decir yo, entonces, el
YO amoroso, encargado de la antorcha ardiente de
pasiones salvajes y fantásticos deseos? Soy yo, el
YO enfermo de amor, quien se debe rebelar contra este loco.
CUARTO YO: Entre todos vosotros, yo soy el más desdichado,
porque nada me fue dado sino el abominable odio y el
destructivo rencor. Soy yo, el Yo tempestuoso, el único
nacido entre las negras cavernas del infierno quien debería
protestar por tener que seguir al servicio de un loco.
QUINTO YO: No. Soy yo, el YO pensante, el YO
imaginativo, el YO hambriento y sediento, el único condenado
a vagar sin descanso en busca de cosas desconocidas y
todavía no creadas. Soy yo y no vosotros el que debe
rebelarse.
SEXTO YO: ¿Y yo? Soy el YO trabajador, el insignificante
obrero que con sus manos pacientes y sus ojos anhelantes
transforma los días en imágenes y da a los elementos
amorfos formas nuevas y eternas. Soy yo, el YO solitario,
quien debe rebelarse contra este inquieto loco.
SÉPTIMO YO: Qué extraño es que todos queráis rebelaros
contra este hombre por tener cada uno de vosotros un destino
determinado que cumplir. ¡Ah, ojalá fuera yo como uno de
vosotros y tuviera también un YO con un determinado
destino! Pero no tengo ninguno, soy el YO sin ocupación,
el que se sienta en silencio, vacío de tiempo y espacio,
mientras que vosotros estáis ocupados recreando la vida.
Pensad pues detenidamente, ¿sois vosotros o yo, compañeros,
quien debe rebelarse?
Cuando el séptimo YO hubo hablado, los otros seis lo miraron
apenados, pero no dijeron nada. Y cuando la noche se hizo más
profunda, uno tras otro se fueron a dormir, arropados en una nueva
y satisfecha sumisión.
Pero el séptimo YO permaneció despierto, mirando la nada
que está detrás de todas las cosas".
Y la ratita piensa en voz alta: El espíritu de sus vidas apenas puede ser intuido por las palabras. Dejen que El loco les ayude a descubrir más puertas y a abrir otras ventanas, sepan que la mayor
locura es la posibilidad que tienen a cada instante. Lo dice alguien con conocimiento de causa.